Creatividad & Cine

1.1 Creatividad y Temor:


EL TEMOR IMPIDE LA CREATIVIDAD Y, POR LO MISMO, LA FELICIDAD.
Desde la psiquiatría hasta  la película de animación “Los Croods” de Dreamworks.


Puesto que somos conscientes de la realidad, de nuestra existencia y de los riesgos que ella implica, es normal que muchas veces sintamos miedo. Se trata de miedos sanos que nos alertan y nos permiten inteligentemente “pre-ocuparnos” y “pre-venir”, esto es, idear estrategias para salvar las circunstancias que realmente pueden ser peligrosas y que sólo a un inconsciente no le llevarían al ser precavido. Así, propio del ser humano es sentir un sano miedo ante el riesgo real y, propio del mismo ser humano, es dominar el propio miedo para inteligente y creativamente superar los reales riesgos y no dejarse dominar por ellos.  Enfrentar nuestros miedos, tomar conciencia de ellos, analizar su sentido y evaluarlos, tomar medidas inteligentes y llevarlas a cabo con férrea voluntad.

Lo anterior, nos lleva a distinguir entre miedos sustentados en la realidad o miedos patológicos que requerirán no sólo de educación, valentía y creatividad sino de la colaboración de profesionales especializados: enfermedades como las fobias, angustias, ansiedades, paranoias, ataques de pánico y otras… van más allá de un aprender a enfocar de forma valiente, prudente, esperanzadora y creativa la existencia.

¿Cuándo un miedo es sano? Cuando se asocia a situaciones objetivamente peligrosas que se confrontan y aparece en forma proporcional al posible y real peligro. Así, en la medida que lo peligroso cesa, el saludable miedo también desaparece.  “El miedo normal a un peligro concreto se puede controlar (…): en mi ordenador mental, no utilizo mi programa de miedo para ir de compras en mi barrio, pero lo activo si me voy a la selva o a un barrio peligroso de noche.” (André, Christophe “Psicología del miedo: Temores, angustias y fobias”. Ed Kairos; Barcelona, 2012, P. 21). 

El miedo, como toda emoción, aparece en forma súbita, no voluntaria; lo que nos corresponde hacer una vez surgido es controlarlo… “El miedo es bueno para sobrevivir.  Saber controlar el miedo es bueno para la calidad de vida y para la inteligencia” (Ibíd. 31)  Ansiedad, angustia, pánico, terror pueden surgir como alerta que requerirán de nuestra creatividad no sólo para dominarlos como emociones o estados de ánimo; sino para idear como enfrentar en forma efectiva los reales riesgos y no dejarnos estar que nos impedirá la felicidad.  Precisamente, nuestro Psiquiatra Sergio Peña y Lillo, nos asegura:

“…las mismas actitudes necesarias para una vida feliz son las que permiten el vencimiento del temor y – a la inversa-  los supuestos erróneos que subyacen al miedo son los que impiden el logro de la felicidad”. (Sergio Peña y Lillo. “Temor y Felicidad”. Ed. Universitaria. Chile, 2008.). 
Más adelante, Peña y Lillo aclara:

“el valor no consiste en la ausencia de miedo sino en su vencimiento y sumisión a los dictados de la conciencia ética y a la prudencia de la razón.  Lo que sí ocurre es que el miedo y sus actitudes subyacentes son la raíz genética de la infelicidad, ya que es el temor el que bloquea los impulsos espontáneos de la voluntad y lo que, en definitiva, impide la realización plena y feliz de la vida humana” (ibíd. P. 24)

Luego, refiriéndose al temor o miedo sano, explica:

“El temor, como experiencia psicológica normal, presupone siempre ciertas percepciones falsas de la realidad, que configuran una especie de conciencia equivocada, que es la responsable de la infelicidad.  Estas actitudes que subyacen al temor pueden esquematizarse en cuatro fundamentales, que hemos denominado:
1.     La Anticipación Imaginaria:
2.     La Contaminación del Presente con el Pasado;
3.     La Resistencia al Sufrimiento; y
4.     El Deseo y la Ambición”

Así, Sergio Peña y Lillo, a través de su libro entrega una serie de conocimientos que trascienden la psiquiatría pues son necesarios para todo ser humano que desee, normal y sanamente, ser feliz.  Aunque él relaciona el temor con la felicidad, en nuestro caso, lo vincularemos con la falta de creatividad; pues quien no vence el temor a fracasar, a hacer el ridículo, a ser traicionado, a la soledad, a errar, a ser herido, a la muerte, al dentista, a los violentos embates de la naturaleza, al terrorismo, a la delincuencia y corrupción, a la inestabilidad laboral, a las enfermedades, al envejecimiento, al alejamiento de quienes amamos… quienes no vencemos con fecundidad la existencia, no venceremos los retos de la vida.  Creatividad moral, afectiva, intelectual, social, corporal, fe, esperanza… vencerán nuestro temor a traicionar nuestro ser persona única, íntima, que libremente establece vínculos de comunión diversa (amistad, compañerismo, familia, ciudadanía…), asume principios con los que se compromete, sirve vocacionalmente, labora, cultiva, construye, habita, celebra, juega, cree, se perdona y perdona, respeta lo respetable y tolera lo tolerable, ama…  Veamos brevemente las actitudes que debemos superar para enfrentar con inteligencia creativa nuestros temores:



1. La Anticipación Imaginaria: 
“tendencia a vivir  no en el presente, sino en una proyección fantástica hacia el futuro, lo que abre un horizonte incierto donde es posible el riesgo y la amenaza.” (Ibíd. P. 24)  
No se trata aquí de la sana, normal y necesaria proyección intelectiva que debemos hacer para proyectar en forma inteligente y responsable nuestra vida: La imaginación precisamente nos permite pre-ocuparnos, pre-ver, pre-venir, pro-yectarnos. Nos imaginamos que en tantos años más podremos ejercer profesionalmente y esa imaginación nos permite elaborar –creativamente- un proyecto de vida: estudiar para seguir la profesión anhelada, postular a una beca en el extranjero para tener experiencias imaginadas, adquirir un paraguas antes de que llueva… Debemos tener propósitos, trazar proyectos y para ello usar la imaginación en forma equilibrada, razonable y creativa. 

El problema es exacerbar una imaginación ansiosa expectante, fantástico-monstruosa, sólo negativa, esperando siempre algo desagradable; nutriéndose emocionalmente sólo de situaciones de pérdidas, fracasos, riegos, amenazas, traiciones:

“En la ansiedad expectante del miedo y de la angustia, no se pre-ve sino se pre-vive lo temido” (Ibíd. P. 86) y, a tal punto, que el temor “desorganiza la ejecución de los actos y puede aún, en condiciones extremas, paralizar por completo la conducta” (Ibíd. P. 87).  Se trata de una especie de capacidad destructiva, aniquilante… Curiosamente, dice Peña y Lillo, “esta especie de capacidad creadora del temor es, en cierto modo, paralela a la de la fe, pero de signo contrario.  La fe, como experiencia psíquica, es la esperanza de un bien que se desea y el miedo su contrapartida, la expectación de un mal que atemoriza” (Ibíd. P. 87)

               Esta ansiedad imaginaria negativa, atrapa nuestra conciencia, sometiéndola a un mundo de temor, de angustia,  que le provoca, al mismo tiempo, una especie de fascinación donde ya no hay un intentar salir de ese mundo.  Lo paradojal,  añade nuestro psiquiatra, es que esta anticipación imaginaria nace del pasado: “de la suposición de que volverá a ocurrir lo que ya ha ocurrido”.  (Ibíd. P. 88-89)  Veámoslo.


 2. La Contaminación del Presente con el Pasado:

            “es una exageración emocional de la memoria que lleva a suponer que volverá a ocurrir lo que ya ha ocurrido, impidiendo la percepción ingenua y directa de la experiencia.”  (Ibíd. P. 25)

Se trata de una inclusión ilegítima de las experiencias pasadas. La memoria – como en el caso anterior la imaginación, nos impide ver la realidad. La hipermnesia (memoria excesiva y exagerada) puede transformarse en un factor limitante de la plenitud de la experiencia psíquica del presente y futuro, impidiendo una correcta y sana visión de los  mismos. Sin memoria no tendríamos conciencia de una identidad que subyace y trasciende los acontecimientos de nuestra historia de vida, tampoco entenderíamos el presente ni podríamos reflexionar para proyectar responsablemente nuestro futuro.  El peligro es ser esclavo de los recuerdos, del pasado emocional:

“La memoria están necesaria como perjudicial para la manifestación de la compleja potencialidad de la conciencia del hombre; y si bien sostiene y da continuidad al pensamiento, también lo limita y lo aprisiona, debilitando la curiosidad y el asombro, elementos esenciales de su actividad creativa. (…)
En realidad, el psiquismo sólo debiera apoyarse en la memoria, pero sin permitir que ésta lo aprisione en el recuerdo.  Lo creativo,  en cualquiera de las áreas de su manifestación, es siempre una intuición de lo que aún no ha sido configurado y surge, precisamente, desde ese fondo del psiquismo que puede ser bloqueado por la memoria.  Hemos dicho  que sin el pasado no son comprensibles el hombre ni su historia, pero la fuerza dinámica de la creatividad de la conciencia no está en la memoria sino en la percepción de lo novedoso y de lo original” (Ibíd. P. 94-95)


Debemos vivir las experiencias presentes, vivenciar lo único de ellas, lo que las distingue de toda otra anterior y futura o no viviremos realmente… No pensaremos sino prejuzgaremos, cerrados a veces en edades muy tempranas…  Hay tanta vida no vivida, tanta vida muerta… decía Vicente Huidobro.  Hay tanta incomunicación, desolación, incapacidad de encuentro consigo mismo  y con los demás… Vidas llenas de malezas que impiden que den sanos frutos; malezas sembradas por otros en mentes a veces infantiles, llenas “de conversaciones, de prejuicios y de normas aprendidas que pudieron ser útiles en su infancia o juventud, pero que ahora entorpecen la plenitud de la vida adulta”.  El envejecimiento del alma, no tiene que ver con el paso cronológico de los años.  Hay vidas juveniles ya mustias, cerradas, no creativas, no abiertas al asombro, a lo original de cada experiencia aún no vivida… Desesperanzado, deprimido, sin creatividad, el ser humano –cualquiera sea su instrucción y edad- dará la espalda al presente y futuro; no quedándole más alternativa que someterse a la ficción de paisajes y horizontes fantasmagóricos que intentan repetir tiempos ya no existentes…

“Quien no hubiera tenido experiencias ingratas o dolorosas difícilmente podría concebir el temor (…) para superar el miedo el hombre debe ser capaz, primero de dar la espalda a su pasado y, por así decirlo, “saltar más allá de su propia sombra”; esa sombra que hace percibir tinieblas donde ya hay sólo luz” (Ibíd. P. 94)  Por algo en el cine, para que el espectador sienta temor, tristeza, soledad, abandono, se usan colores sombríos, tinieblas; es más,  para hacer aparecer  la figura monstruosa más grande más temible, se alargará su sombra… lo que no es.
   
3. La Resistencia al Sufrimiento:

 es el rechazo del dolor inevitable de toda existencia y supone  una conciencia pusilánime ante la adversidad que impide al hombre la aceptación irrestricta de su vida y que, paradojalmente, a través de una especie de círculo vicioso, origina por sí misma la desdicha que pretende evitar”. (Ibíd. P. 25) 

El miedo al dolor nos acobarda ante los retos y sufrimientos  propios de toda vida.  Madurar, educarse, perfeccionarse como persona, consolidarse, implica unir la fuerza de la voluntad, el amor a la razón.  Sócrates decía que ser sabio era “vencerse a sí mismo”, esto es,  superarse día a día, superar las  debilidades, el miedo a sufrir.  La película biográfica “Shadowlands” (Tierra de sombras), expone muy bien el miedo a sufrir y a amar del famoso filósofo, teólogo y escritor C.S. Lewis -conocido masivamente por sus Crónicas de Narnia, experto en el amor y el dolor.  Debe vencer su miedo y para ello aceptarlo:

“saber de qué están hechos y explorarlos paso a paso, para así poder develar su contenido y significado.  Al aceptar el temor no sólo tiende a desvanecerse, sino que además se convierte en experiencia enriquecedora y en madurez personal (…) El dolor y el sufrimiento son reales y sería absurdo intentar negarlos. (…) Aprender a ser hombre requiere comprender el sentido del dolor…” (Ibíd. P. 103).

 Es entonces cuando aparece la salvadora esperanza,  la providencia, el  que todo tiene un sentido que a lo mejor aún no percibimos y la certeza de que cada dolor superado nos va haciendo cada vez más fuertes.  Muchas veces nuestro dolor evita o disminuye el dolor de otros.  Ahora bien, para quien es persona de fe, el dolor tiene un sentido superior, es prueba o forma parte de un plan divino que en un principio el ser humano no entiende pues es oscuro para la razón pero no para la fe.  Para quien no tiene fe, el dolor se entiende bajo el amparo del amor…

Vivimos una época de calmantes para el dolor, de diversas formas obtener placer químico o físico, ofrecidos como sucedáneos comprables de una supuesta felicidad. Al huir del dolor, del sacrificio, huimos de la posibilidad de amar y de soñar, de anhelar, de la superación de obstáculos que nos fortalece.  La creatividad se esfuma entre el humo y las sombras de la inmediatez del placer o del mero pasar y el temor se esconde bajo la apariencia del bullicio, la ira, el abandono, la negligencia, el pasotismo, la desvinculación o el escondrijo del anonimato.


4. El Deseo y la Ambición:

“En realidad, sólo podemos sentir temor ante lo que atesoramos, sea la vida, la salud, la seguridad, la compañía, el amor propio,  el éxito o el prestigio persona.  El miedo no es sino la vertiente cóncava de la esperanza y la propia etimología  del vocablo ansiedad designa, indistintamente, la impaciencia por lo temido y por lo anhelado” (Ibíd P. 107 – 108)

Es el deseo como querer, como posesión, como ambición, como dominio, lo que hace al hombre anhelar y al mismo tiempo temer perder lo adquirido: poder económico, social, político, fama… Todo rebajado al nivel de producto, cosa, medio, utilidad, negocio… Placer, poder y prestigio, son las tentaciones que desbordan los deseos y ambiciones más allá de los justos anhelos y del amor.  Se trata, dice Peña y Lillo, de “la lucha del hombre contra las proyecciones de su propia sombra, que no es sino su luz interior interceptada y que ya no ilumina lo que debiera iluminar”. (Ibíd. P. 116).  Es la traición del ser que somos por el tener, la traición del amar –fuente de felicidad- por la egolatría.

No confundamos la proyección del ser en la obra que expresa todo lo que el ser puede ofrecer de sí a través de una existencia que es dedicada; con el mero compra venta que negocia su ser a la mejor ganancia…  “deben diferenciarse los deseos inferiores, que sólo anhelan la posesión de bienes materiales o el dominio de los otros y los deseos superiores, que buscan el crecimiento y el desarrollo pleno de la personalidad” (Ibíd. 112)

El temor sano no sabido llevar, puede someter nuestra creatividad y perdernos en el abandono de nosotros mismos… Una mirada amorosa de nosotros mismos y de los demás, puede llevarnos hasta lo íntimo del ser que  necesita para no ahogarse de la creatividad primera y la más difícil: Ser artistas de nuestra propia existencia.



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Filmografía: Finding Neverland

Todo comienza cuando el famoso dramaturgo escocés J.M. Barrie (Johnny Depp) observa cómo su última obra cautiva y sorprende a la refinada sociedad eduardiana de la Inglaterra del siglo XIX. Barrie es un genio de la literatu-ra, pero está aburrido de abordar siempre los mismos temas en sus novelas, así que necesita encontrar una fuente de inspiración urgentemente. Hasta que un día, inesperadamente, la encuentra mientras pasea tranquilamente con su San Bernardo, Porthos, por los jardines londinenses de Kensington. Allí, Barrie tropieza con la familia Llewelyn Davies: cuatro niños huérfanos de padre y su bellí-sima madre, que acaba de quedarse viuda (Kate Winslet). A pesar de que la severa abuela de los niños, Emma du Maurier (Julie Christie), no lo aprueba y del resentimiento de su propia esposa (Radha Mitchell), Barrie se hace amigo de la familia. Entretiene a los chicos haciendo juegos de magia, disfrazándose, haciendo tra-vesuras y crea para ellos mundos imaginarios de castillos y reyes, indios y vaqueros, y piratas y náufragos. Transforma las laderas de las colinas en galeones, los palos en poderosas espadas, las co-metas en hadas madrinas y a los chicos de la familia Llewelyn Da-vies en "Los niños perdidos del país de Nunca Jamás". Y de esas emociones incomparables y las ansias de aventura que reinan en la infancia surgirá la obra maestra más atrevida y famosa de Barrie, "Peter Pan". Al principio, su compañía de teatro parece reticente. Su leal productor Charles Frohman (Dustin Hoffman) teme que Barrie se arruine con esa fantasía infantil, pero Barrie comienza los ensayos y deja a los actores en estado de shock con sus extrañas exigencias: volar por el plató, hablar con hadas luminosas o vestir trajes de perro o de cocodrilo. Cuando Barrie está a punto de pre-sentar el mundo de "Peter Pan", un trágico revés de la fortuna hace que el escritor y sus seres queridos se vean obligados a entender lo que significa vivir de verdad.
Escrito por La Butaca.


Ficha Tecnica:
Dirección: Marc Forster.
Países:
Reino Unido y USA.
Año: 2004.
Duración: 106 min.
Género: Drama.
Interpretación: Johnny Depp (Sir J.M. Barrie), Kate Winslet (Sylvia Llewelyn Davies), Julie Christie (Emma du Maurier), Radha Mitchell (Mary Ansell Barrie), Dustin Hoffman (Charles Frohman), Eileen Essell (Sra. Snow), Freddie Highmore (Peter Llewelyn Davies), Joe Prospero (Jack Llewelyn Davies), Nicholas Roud (George Llewelyn Davies), Luke Spill (Michael Llewelyn Davies), Ian Hart (Sir Arthur Conan Doyle), Kelly Macdonald (Peter Pan).
Guión: David Magee; basado en la obra "The man who was Peter Pan" de Allan Knee.
Producción: Richard N. Gladstein y Nellie Bellflower.
Música: Jan A.P. Kaczmarek.
Fotografía:
Roberto Schaefer.
Montaje: Matt Chessé.
Diseño de producción: Gemma Jackson.
Dirección artística: Peter Russell.
Vestuario: Alexandra Byrne.






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Filmografía: Los Últimos Días


-Los Últimos Días es la metáfora perfecta sobre la desconexión humana... Un film cuestionador de nuestro presente y hablado en nuestro idioma.-



(Afiche promocional)


Se trata de una cinta no habitual; pues, generalmemte, estamos acostumbramos a disfrutar del género fantástico/apocalíptico con muchas luces y efectos que nos dejan un sabroso sabor a comida chatarra, y claro, básicamente ese Hollywood que nos presenta grandes películas que terminan transformándose en una gran oda a la bandera... Se entiende; son sus películas, para su gente y un gran etc…

Pues bien, en esta ocasión seremos afortunados en descubrir este film español que, si bien está situado en la ciudad de Barcelona, no se excusa en recordar que el fin de los tiempos llega a todo el mundo.

El ingenio de los realizadores asume que la película no puede ir por el camino de la espectacularidad visual; por lo mismo, su trama principal esta en el desarrollo psicológico de los protagonistas y en una aguda critica a lo que sería nuestra pirámide social; la misma que nos acostumbra a rodear y muchas veces a ahogar. Todo esto representado en Marc, un joven enamorado, lleno de miedos y esclavo de su trabajo;  su enamorada Julia que temía y ocultaba sus sueños; Enrique, un frío y estricto jefe que ya no está para dirigirte y esa policía a la que ya no le interesa protegerte. Es así como toda nuestra sociedad comienza a destruirse a si misma. ¿El gatillante? La agoraphobia, esto es, el miedo a los espacios abiertos. La fórmula perfecta para hacer de algo emocional que todos sienten, la representación física que empujará a todos a optar por el camino de la superación o a sucumbir ante la necesidad de los "nuevos" tiempos.

Importante es explicitar que lo expuesto no es sinónimo de una película estéticamente pobre. De hecho, es todo lo contrario. Así, pone a nuestra disposición todo lo necesario para observar un mundo humano pero sin el contacto de éste… Los Últimos Días presenta escenas con una absoluta despoblación sobre las calles de Barcelona, permitiéndonos apreciar los versus entre humanos, y el quizás más interesante humanos vs. naturaleza.

El trabajo de fotografía, arte e iluminación se propone la difícil tarea de representar una sociedad que no sólo decae en lo moral, sino que nos retrocede a las alcantarillas como método de transporte y hace del famoso Metro español un nuevo hábitat. Tareas de las cuales por cierto el film sale más que airoso;  pues logra con éxito maquillar espectaculares panorámicas de los más lujosos edificios de la madre patria,  convirtiéndolos en magníficos escenarios post-apocalípticos.

Y, si bien hemos mencionado el trabajo argumental y metafórico de este film, es importante agregar y destacar que la película nos entrega los justos y necesarios saltos temporales -el conocido flashback/racconto (técnicas fílmicas relacionadas con la retrospectiva al pasado)- que son llevados a su máxima potencia; enriqueciendo y haciendo más dinámico lo que incluso podría ser considerado como obvio.

En concreto. Los Últimos Días  es un film entretenido e interesante de ver, el cual te invita a un actual mundo hipotético, con un desenlace aún mas rico en conceptos y por lo mismo más interesante de analizar en conjunto… Aquí es importante detenerse, pues para disfrutar y comprender toda la simbología de su final es importante entender el desarrollo de sus personajes; no cuestionándolos, sino más bien revisando nuestro propio actuar y conectándonos con las diversas formas en que justificamos nuestros temores.


Escrito por M. Alejandro Rodríguez A.

Ficha Tecnica:

Título original: Los Últimos Días.
Dirección y guion: Àlex Pastor y David Pastor.
País: España y Francia.
Año: 2013.
Duración: 103 min.
Género: Thriller Apocalíptico.
Interpretación: Quim Gutiérrez (Marc), José Coronado (Enrique), Marta Etura (Julia), Leticia Dolera (Andrea), Iván Massagué (Lucas).
Producción: Alberto Marini, Pedro Uriol, Mercedes Gamero y Kristina Larsen.
Música: Fernando Velázquez.
Fotografía: Daniel Aranyó.
Montaje: Martí Roca.
Dirección artística: Balter Gallart.
Vestuario: Olga Rodal.
Estreno en España: 27 Marzo 2013.
Calificación: Para mayores de 12 años.
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Filmografía: Los Amantes Pasajeros


Un grupo de personajes variopintos viven una situación de riesgo dentro de un avión que se dirige a México D.F. La indefensión ante el peligro provoca una catarsis generalizada que acaba convirtiéndose en el mejor modo de escapar a la idea de la muerte. Esta catarsis, desarrollada en tono de comedia desaforada y moral, llena el tiempo de confesiones imprevisibles que les ayudan a olvidar la angustia del momento y a enfrentarse al mayor de los peligros, el que cada uno lleva dentro de sí mismo.
Escrito por ElSeptimoArte.net




Ficha Tecnica:

Título original: Los amantes pasajeros.
Dirección y guion: Pedro Almodóvar.
País: España.
Año: 2013.
Duración: 90 min.
Género: Comedia.
Interpretación: Javier Cámara (Joserra), Carlos Areces (Fajas), Raúl Arévalo (Ulloa), Lola Dueñas (Bruna), Cecilia Roth (Norma Boss), Antonio de la Torre (Álex Acero), Miguel Ángel Silvestre (novio), Hugo Silva (Benito Morón), Guillermo Toledo (Ricardo Galán), José Luis Torrijo (Sr. Más),  Penélope Cruz  (Jessica), Antonio Banderas (León), Paz Vega (Alba), José María Yazpik (Infante), Laya Martí (novia), Blanca Suárez (Ruth), Carmen Machi (portera).
Producción: Agustín Almodóvar y Esther García.
Música: Alberto Iglesias.
Fotografía: José Luis Alcaine.
Montaje: José Salcedo.
Dirección artística: Antxon Gómez.
Vestuario: Tatiana Hernández.
Estreno en España: 8 Marzo 2013.
Calificación: Para mayores de 16 años.








(Trailer)
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Filmografía: The Croods


-The Croods es un film de animación tan particular que a momentos nos hace olvidar que este mundo imaginario no es real...-



(Afiche promocional DreamWorks)

Podríamos pensar que es otra clásica película de animación, pero es mucho más.  La sinopsis que nos venden no explica el complejo tema que nos presentará y la hace parecer una de tantas películas realizadas sobre nuestra "pre-histeria" y sobre cómo nuestro mundo comienza a cambiar en relación con lo que hoy conocemos de él. Sin embargo, este film enos entrega mucho, mucho más…
 Hoy vivimos en una sociedad que trata, en teoría, de evolucionar a un estado de perfección  donde el discurso asegura que todos desde nuestra diferencia nos aceptamos y, en nuestras similitudes, nos reconocemos...  Sin embargo, la realidad no es val de este discurso y la pregunta surge. ¿En que fallamos para lograr conciliar realidad y discurso? La respuesta: El miedo. 

El miedo, precisamente, es uno de los protagonistas en The Croods. Para desarrollar toda esta metáfora fílmica, se nos presentará la vida de una gran familia, en la cual rápidamente resaltarán dos personajes: El patriarca Grug y su hija Eep. El primero,  representará al mundo conservador que se esconde en el miedo y en todo lo que le es desconocido. (El término conservador lo usamos aquí en su sentido preciso, esto es, en el mismo que se aplica para referirse a los tarros de conserva:)  La hija, sin embargo, simbolizará la evolución hacia la cual desearía dirigirse parte de nuestra sociedad, esto es, al anhelo por conocer y desear más sin imponerse límites; sin prejuzgar.  Esta metáfora se podrá apreciar en muchos momentos del film, en ese estirar la mano, tratando de tocar el cielo, hacia la luz. 



"Grug: ¡Ya deja de buscar cosas! El miedo nos mantiene vivos, Eep. Nunca dejes de temer. 
Eep: ¿Para qué es todo esto?
Grug: ¿Para qué es qué?
Eep: Digo, ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué hacemos esto?..."
 
La trama comienza su marcha cuando Eep conoce a un muchacho llamado Guy, quien posee los conocimientos y ese GRAN detalle llamado creatividad para enfrentar los cambios de nuestro mundo y, por consecuencia, los de la familia Croods. 
Todas estas situaciones son narradas con un magnífico trabajo audiovisual, el cual no sólo muestra un progreso técnico en sus gráficas y diseños, sino que también trabaja la fotografía con una física real, haciendo que a momentos olvidemos que esta película no se filma con cámaras. Un claro ejemplo de esto es en una de las escenas del comienzo, en la que toda la familia se pone a prueba para conseguir el escaso alimento.  Ahí podemos ver como no sólo se hacen tomas que juegan con acercamientos o con los conocimos zoom. Acá,  podemos disfrutar de verdaderos traveling que viajan por cada personaje, pasando por las extremidades de grandes animales "mitológicos";  haciendo parecer que todo es un único y gran plano secuencia. 
Todo este trabajo se pone a nuestro servicio para incluirnos como observantes en primera persona, en un mundo imaginario único. A ello se suma un gran trabajo en sonido que nos embarca en un viaje sensorial,  en cada evento global que nos presenta.  Todo esto, de la mano de un gran elenco internacional para las voces de los Croods y Guy. Es importante destacar que para la versión latinoamericana también se trabajó con importantes doblajistas; los que podemos reconocer en otras producciones del mismo género. 
Sin lugar a dudas, estamos en presencia de una importante película de animación; premiada y nominada a muchos certámenes internacionales.  Destacan las nominaciones a los Globos de Oros y los Oscar;  sólo siendo opacada por su mediática competencia: la cinta de Disney “Frozen”.

Escrito por M. Alejandro Rodríguez A.

Ficha Tecnica:
Título original: The Croods. 
AKA: Una aventura prehistórica. 
Dirección y guion: Kirk DeMicco y Chris Sanders
País: USA.
Año: 2013. 
Duración: 98 min. 
Género: Animación
Doblaje original: Nicolas Cage (Grug), Emma Stone (Eep), Ryan Reynolds (Chico), Catherine Keener (Ugga), Clarke Duke (Tonk), Cloris Leachman (Abu). 
Guion: Kirk DeMicco y Chris Sanders; Basada en una historia de John Cleese. 
Producción: Kristine Belson y Jane Hatwell. 
Música: Alan Silvestri.
Fotografía: Yong Duk Jhun. 
Montaje: Darren T. Holmes. 
Diseño de producción: Christophe Lautrette. 
Estreno en USA: 22 Marzo 2013.
Calificación: Apta para todos los públicos.

 (Trailer)
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